Los microbios pueden sonar a enemigos, pero dentro de nuestro intestino son nuestros mayores aliados. Numerosas enfermedades, entre las que se incluyen las enfermedades inflamatorias intestinales (EII), tienen que ver con el equilibrio de estos microbios, por lo que se están estudiando las propiedades de los probióticos para curar y prevenir estas patologías.
En palabras de la Confederación ACCU (Crohn y colitis ulcerosa), las EII «engloban dos patologías, la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn». Ambas enfermedades se caracterizan por ser enfermedades del intestino, siendo inmunomediadas, inflamatorias y crónicas, que evolucionan según los brotes y periodos de remisión.
«Ambas alteran la capacidad del organismo para digerir los alimentos y absorber los nutrientes, y comparten además características clínicas y patológicas. Algunos síntomas comunes son: diarrea, sangre en las heces, cansancio, dolor abdominal, pérdida de apetito, pérdida de peso y fiebre», explican desde la ACCU.
Pese sus similitudes, también existen diferencias clínicas y patológicas entre ambas. «Por ejemplo, la zona de afectación. La colitis ulcerosa se caracteriza por lesiones inflamatorias crónicas en la pared del intestino grueso (colon), mientras que crohn puede aparecer en cualquier parte del aparato digestivo (desde la boca hasta el ano). Solo se puede tener una u otra, no ambas a la vez. En los casos en los que existen dudas de cuál de estas dos enfermedades provoca la inflamación, se usa el término colitis indeterminada», comentan.
Por ello, el tratamiento con probióticos como complemento al tratamiento convencional se asocia con una reducción de los eventos adversos en pacientes con EII. Aquellas personas que toman probióticos durante el 75% o más del curso de su enfermedad podrían tener una disminución importante de los mismos relacionados con la enfermedad, tanto en crohn como en colitis ulcerosa.
Nuevo probiótico para enfermedades inflamatorias intestinales
Para tratar una enfermedad como las EII, un probiótico debe cumplir muchas funciones, incluida la capacidad de terminar con la inflamación, revertir el daño y restaurar el microbioma intestinal. Por este motivo, un estudio llevado a cabo en Estados Unidos, concretamente por los investigadores del Hospital Brigham and Women’s (EEUU), han desarrollado un probiótico de ‘diseño’, una levadura cuidadosamente diseñada que puede inducir múltiples efectos para el tratamiento de la EII.

De hecho, otras investigaciones anteriores del laboratorio de Quintana han ayudado a esclarecer la conexión entre el intestino y las enfermedades que afectan al cerebro, lo que sugiere las aplicaciones que podría tener la ingeniería de probióticos más allá de estas patologías.
Levadura de cerveza para las EII
Los investigadores utilizaron desarrollaron su probiótico utilizando Saccharomyces cerevisiae, una especie de levadura que se utiliza para hacer vino y la cerveza. Gracias a la tecnología de edición de genes CRISPR/Cas9, los investigadores introdujeron elementos genéticos que podrían detectar la inflamación y responder a ella secretando una enzima que puede degradar una molécula clave involucrada en la inflamación.
Durante el estudio se descubrió que el probiótico tenía una respuesta muy localizada en la inflamación, por lo que se probó en ratones donde se comprobó que la levadura modificada suprimió con éxito la inflamación intestinal, redujo la fibrosis y restauró un microbioma intestinal equilibrado.
Sin embargo, para que esto se pueda aplicar en humanos, los investigadores deberán realizar estudios de seguridad y refinar aún más la levadura diseñada para ver si pueden acelerar la reparación de los tejidos. Así, más allá de estas enfermedades, el equipo pretende investigar el uso de probióticos para tratar un efecto secundario común de la inmunoterapia contra el cáncer, la colitis.
FUENTE: www.tododisca.com
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